El método de interpretación ad misericordiam consiste en atribuir a
la norma jurídica un determinado sentido atendiendo a la misericordia como un
valor superior frente a la justicia y a la legalidad.
Una de las mejores exposiciones que
controvierte a la justicia frente a la misericordia como valor superior, la
encontramos en la literatura universal,
para ser específicos en la magnánima obra de Miguel de Cervantes Saavedra, “el ingeniosos hidalgo, don Quijote
de la Mancha”:
“…si
acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino
con el de la misericordia. Cuando te sucediere juzgar algún pleito de algún
enemigo, aparta las mientes {recuerdos} de tu injuria y ponlas en la verdad del
caso. No te ciegue la pasión propia en la causa ajena, que los yerros
{equivocaciones} que en ella hicieres, las más veces, serán sin remedio; y si
le tuvieren, será a costa de tu crédito, y aun de tu hacienda. Si alguna mujer
hermosa viniere a pedirte justicia, quita los ojos de sus lágrimas y tus oídos
de sus gemidos, y considera de espacio la sustancia de lo que pide, si no
quieres que se anegue {inunde} tu razón en su llanto y tu bondad en sus
suspiros. Al que has de castigar con obras no trates mal con palabras, pues le
basta al desdichado la pena del suplicio, sin la añadidura de las malas
razones. Al culpado que cayere debajo de tu jurisdicción considérale hombre
miserable, sujeto a las condiciones de la depravada naturaleza nuestra, y en
todo cuanto fuere de tu parte, sin hacer agravio a la contraria, muéstratele
piadoso y clemente, porque, aunque los atributos de Dios todos son iguales, más
resplandece y campea {sobresale} a nuestro ver el de la misericordia
{compasión-perdón} que el de la justicia…”
Como se ha dicho con insistencia,
todo ejercicio interpretativo origina invariablemente un argumento, en el
particular, se advierte que los lógicos y los juristas lo consideran como
sofisma. De tal suerte que bajo el método ad misericordiam, se obtiene
un argumento considerado falacia dado que los esfuerzos no se dirigen a un
análisis de la pertinencia, factibilidad o validez material de lo interpretado
sino que se tiene por correcta o incorrecta la interpretación, en virtud de
concordar o no, con un valor más elevado que la propia justicia, esto es, la misericordia.
El argumento que se produce, es otra
de las llamadas falacias de atinencia, como las denomina Platas Pacheco porque “en lugar de demostrar con
bases lógicas emplean otros recursos”[1]; en el
caso que nos ocupa, “suplica compasión para que se le conceda validez a una
tesis”[2].
Desde luego, este método de
interpretación aparentemente es simple, pero en realidad es muy complejo, dado
que el argumento que se produce generalmente será, contrario a la legalidad e
incluso a la justicia; pero frente a ello, es fácil utilizarlo porque intenta
justificar el sentido de la ley, en el mayor defecto (como somos humanos,
nuestros actos –entre ellos la ley– no son perfectos) y a la vez virtud que
poseemos (como somos humanos tenemos calidez, lo que nos permite ser
misericordiosos), nuestra condición humana…
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